El estudio de la cultura popular está actualmente en un momento de inflexión. Por un lado, asistimos al fin de la época conocida como “Paréntesis Gutenberg”, centrado en el texto escrito y la circulación impresa, y al inicio de la transición hacia la era digital, centrada en las tecnologías de la información. Por otro, asistimos al agotamiento del sujeto revolucionario industrial (el proletariado), tanto en su simbología como en su estética.
En nuestra era contemporánea, global, digitalizada y postindustrial, es necesario reflexionar acerca de estos cambios en el contexto de las sociedades latinoamericanas, donde la cultura popular tiene un papel fundamental.
Pero este debate no es solamente cultural. Es también político. La discusión sobre la cultura popular parece ser útil no solamente para analizar el campo estético-artístico, sino que también para volver visible la trayectoria histórica de aquellos grupos y sujetos que no fueron tenidos en cuenta en el discurso político tradicional sobre “lo popular”. Esto, en una época marcada por el trabajo creativo precario, así como por la presencia de grandes conjuntos de personas excluidas de los beneficios de la industrialización capitalista.Frente a este escenario global contemporáneo, las ciencias sociales, las artes y las humanidades han tenido una enorme dificultad para analizar la cultura popular y sus transformaciones luego de los bicentenarios latinoamericanos. No obstante, en la encrucijada actual, ha surgido y se ha desarrollado, también, el pensamiento crítico. Éste debe reflexionar sobre las condiciones de la cultura popular en el contexto actual del neoliberalismo económico, cultural y político.
En el caso de Chile, desde las instituciones formales del Estado, lo popular hoy está concebido solamente a partir del concepto de “patrimonio” (del falso barrio, por ejemplo), de lo pintoresco (en el caso de los museos esto se hace explícito) y de la oralidad mediada. Estas imágenes sobre lo popular promovidas desde el Estado, que son sublimadas de manera repetitiva en las Fiestas Patrias, son moralmente negadas y catalogadas privadamente como fenómenos vulgares e incultos. Así, desde el Estado neoliberal chileno, lo popular es absorbido dentro de un discurso cultural masivo donde la cultura popular se vuelve un mero objeto de consumo dentro de otros.
Más todavía, ante el actual auge de los neo-fascismos en el mundo occidental entero, la matriz ilustrada de comprensión de la cultura y de la comunicación, anclada en un sujeto épico y masculino, se ha vuelto insuficiente para explicar la vida social. Es por tanto urgente buscar un nuevo punto de partida que no se olvide de la pregunta por el sujeto popular, agente de los procesos de transformación social.
El propósito de esta Conferencia Internacional es compartir conocimientos y prácticas que contribuyan a identificar, analizar y revertir la manera en que se ha desconocido hasta hoy el potencial y trascendencia de los “otros” populares, sea en términos políticos, económicos o culturales. Es de esta forma que buscamos encontrar elementos que permitirán avanzar en la generación de un pensamiento crítico que haga una relectura del pasado, dando así un nuevo sentido a éste, con interpretaciones del presente hechas para su transformación. Hablamos, por tanto, de una aproximación académica, teórica e histórica, mas orientada hacia la generación de conocimiento con sentido político, esto es, de investigaciones sobre el papel de la cultura en las disputas de poder.
Nuestro punto de partida es el concepto de cultura popular ausente, que incluye en un solo término los conceptos de popular no representado y popular reprimido introducidos en el debate sobre la cultura popular en América Latina por el trabajo de Guillermo Sunkel, Razón y pasión en la prensa popular (1985). Estas categorías refieren a diversos sujetos, conflictos y espacios populares invisibilizados en las formas expresivas y comunicativas de tipo obrero dentro de una matriz racional-iluminista—lo que Sunkel llama, a su vez, lo popular representado).
Una de las hipótesis subyacentes a esta Conferencia es que en los sujetos, espacios y prácticas de la cultura popular ausente existe una dimensión política, y que ella no siempre obedece a una cultura tradicional entendida como “residual” de los procesos de modernización. Por el contrario, argumentamos que la cultura popular establece formas negociadas de habitar dentro de las lógicas y estructuras modernas iluministas. Esto es especialmente notable en los países de América Latina y el Caribe, donde la trayectoria de la modernidad tiene una serie de especificidades que la distancian de la acumulación de riqueza en los países del Norte: conquista y colonización europeas, mestizaje euro-afro-indígena producto de la sociedad esclavista y estamental de la era colonial, y persistencia de esa estructura social rígida desde el período de independencia republicana hasta hoy.
La Conferencia Internacional da entonces la bienvenida a la presentación de reflexiones teóricas y resultados de investigaciones que den visibilidad histórica y discursiva a 1) aquella parte de la cultura popular que está menos analizada y menos problematizada desde las macro-teorías socioculturales, 2) nuevas formas de interpretación histórica de la resistencia cultural y de la política de los sectores excluidos en América Latina y el Caribe, 3) las relaciones entre la cultura popular y otros circuitos culturales coexistentes—obrero, elitista y de masas—. También serán recibidas propuestas de intervenciones de tipo artístico o activista para ser exhibidas durante la Conferencia.
Nuestra conceptualización de la cultura popular tiene un sentido analítico, orientado a la comprensión de lo que hemos identificado como un objeto de investigación diferenciado. El trabajo propio de investigación de archivos nos ha confirmado que la distinción entre cultura obrera, cultura popular de masas y cultura popular ausente es mucho más compleja producto de las diversas relaciones e influencias mutuas entre todas ellas.
Los supuestos teóricos transversales para todos los asuntos de la Conferencia son los siguientes: materialismo cultural, interseccionalidad, esfera pública alternativa, la relación entre comunicación y cultura (mass-mediación), decolonialidad, y perspectiva histórica de largo plazo.